Guillermo Belziti. Entre las leyendas y mitos sobre la ciudad de Roma y su consecuente imperio, ninguna es tan notoria, o al menos reconocida como la de la fundación de la ciudad llevada a cabo, supuestamente, por los gemelos Rómulo y Remo. ¿Cuáles fueron los hechos que desencadenaron la fundación de esta ciudad? ¿Quiénes habían sido Rómulo y Remo? ¿Cómo fue posible que un animal salvaje los amamantara en lugar de devorárselos? Para responder estos interrogantes es necesario comprender que la historia de Roma fue escrita con un propósito.
En los tiempos en los que el imperio romano ya se encontraba fuertemente constituido, se le encargó al historiador Tito Livio que engrandeciera a la dinastía Julia escribiendo la Historia de Roma desde sus orígenes hasta la actualidad. Para lograr esto, Tito Livio pensó que nada sería mejor que vincular a esta dinastía de emperadores con el mismísimo panteón de dioses romanos. De este modo, nadie podría dudar de la legitimidad del imperio, ni mucho menos de la virtuosidad de los gobernantes ya que serían descendientes de los propios dioses.
En su obra, Tito Livio toma del folclore popular la figura de Rómulo, heredero directo por línea materna de Ascanio -también llamado Julo-, y la adapta en su trabajo para favorecer la imagen pública de sus mecenas. Si Rómulo, creador y héroe de Roma, desciende de Julo -y por lo tanto de Eneas y de la diosa Afrodita-, los cinco emperadores de la dinastía Jula serían también divinos.
Los abuelos de Rómulo y Remo fueron los reyes albanos Amulio y Numitor. Aunque por derecho de nacimiento el trono le correspondía a Numitor, su hermano Amulio tomó el poder por la fuerza y condenó al exilio al legítimo monarca. Para afianzar su lugar como rey y evitar descendencia indeseada proclamó a su sobrina Rea Silvia el "honor" de ser una vestal. Las vestales eran sacerdotisas públicas. Tenían que permanecer vírgenes, además de poseer gran hermosura.
La leyenda cuenta que la vestal fue forzada, lo que diera como resultado el embarazo y nacimiento de los gemelos. Tras ser interrogada por el rey Amulio, Rea Silvia proclama que el dios Marte es el padre de sus hijos. No obstante, el rey la condena sin piedad y se ordena que los niños sean arrojados a la corriente del río Tíber.
Quiso el azar o los dioses que el río crecido depositara la canastilla con los gemelos en la orilla, donde una loba que se había acercado a beber, encontró a los niños y los alimentó como si fueran sus propias crías. Tal suceso de extraña naturaleza, denota sin duda, una singularidad en estos dos infantes a quienes el destino les obsequió la marca de la grandeza desde sus orígenes.
La leyenda prosigue con los pastores Fáustulo y Larentia, quienes recogieron a los niños de la loba y los adoptaron como propios. Así fue como en los primeros años de sus vidas, los héroes legendarios de Roma fueron simples campesinos.
Por otra parte, hay una cuestión muy interesante que el propio Tito Livio remarca con sutileza, y es que la palabra latina "lupa" designada para "loba" es la misma que se usa para decir "prostituta", tal podemos observar en palabras castellanas de uso corriente como "lupanar". Este hecho sugeriría que jamás existió una loba, y en cambio habría sido una prostituta -probablemente Larentia- quien hubiera amamantado a los gemelos.
Cuando ambos gemelos ya eran jóvenes muy fuertes y vigorosos, se vieron involucrados en una trifulca que concluyó con el encarcelamiento de Remo, por parte de los hombres de su exiliado abuelo, el Rey Numitor. Aparentemente junto a un grupo de pastores, ambos jóvenes se dedicaban a atracar salteadores, para luego repartirse entre ellos el botín obtenido, al menos de este modo es presentada por el historiador esta dudosa actividad. Fuera como fuese, en una de estas aventuras, los hombres de Numitor terminaron por encarcelar a Remo acusándolo de saqueos en sus tierras. Los padres adoptivos desesperados por lo acontecido y conociendo la historia de los gemelos abandonados por el rey Amulio, le cuentan a Rómulo que sospechan de la posibilidad de que la sangre real corra por sus venas, y este no duda ni un instante en acudir a Numitor para que aclare los acontecimientos.
Numitor por su parte también sospechaba de que estos gemelos podrían ser sus nietos, pues tenían la misma edad de aquellos desdichados y un talante poco servil para tratarse de meros campesinos.
Es entonces cuando además de Remo ser liberado, organizan junto a Numitor una revuelta para derrocar, y finalmente asesinar al ursurpador Amulio. De este modo los gemelos no solo vengan a su madre Rea Silvia, sino que devuelven el trono de Alba a su legítimo monarca.
Con esta historia del origen de los gemelos el Imperio de Roma ya obtiene a su primer héroe Rómulo, quien no sólo ha sobresalido en las crónicas de Livio, sino que se le ha otorgado la insigna de semidiós, por ser hijo del dios Marte y descendiente directo de la diosa Afrodita. Quedan planteadas de este modo las bases para la leyenda de la fundación, donde al igual que Amulio y Numitor se enfrentaron, ahora serán Rómulo y su hermano quienes luchen por el poder, sembrando un precedente de sombras que se repetirá a lo largo de toda la historia del imperio.
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