Este exclave ruso situado entre Lituania y Polonia, con un territorio del tamaño de Kósovo, actualmente consta de una población de medio millón de habitantes, fue cedido a la Unión Soviética en 1945.
En realidad, la región de Kaliningrado nunca fue rusa, sino alemana. Pertenecía a Prusia, corazón de la Alemania imperial. En los últimos estertores de la II Guerra Mundial, Prusia fue literalmente destrozada y arrasada por los soviéticos.
Tras la guerra, fue troceada y repartida como botín entre diferentes países de la Europa comunista. La ciudad de Königsberg (‘Montaña del Rey’, en alemán), antiguo orgullo de la corte prusiana, quedó destruida.La mayor parte de Prusia fue a parar a la nueva Polonia socialista, que expulsó a los alemanes que habían vivido allí durante siglos. Otra parte quedó en manos de la Alemania oriental. Finalmente, la Unión Soviética decidió reservarse para sí una parte pequeña pero estratégica, con un acceso privilegiado al mar Báltico y con el 90% de las reservas mundiales de ámbar.Es la ciudad natal de intelectuales como Immanuel Kant, David Hilbert, Gustav Kirchhoff y Goldbach.La zona, por su importancia estratégica, estuvo cerrada al acceso de extranjeros hasta 1991.Kaliningrado, fué el ‘baluarte este’ de los nazis, fue reconstruida sobre las ruinas de la antigua Königsberg y ha tenido mala prensa desde la Perestroika, como vestigio sombrío de la época soviética. Tras la caída de la Unión Soviética, Kaliningrado se convirtió en un enclave ruso geográficamente separado del resto de Rusia. Este aislamiento del resto de Rusia se acentuó aún más cuando Polonia y Lituania pasaron a ser miembros de la OTAN y posteriormente de la Unión Europea en 2004. Por esta razón, todos los rusos que quieren pasar de esta región al resto de Rusia tienen que hacerlo a través de países miembros de la OTAN y la UE, y requieren visado. El presidente Vladímir Putin declaró que este requerimiento de visa era una violación de la soberanía rusa.Cuando expulsaron a los últimos alemanes que quedaban en 1946, llegaron personas de todos los rincones de la Unión Soviética, sobre todo de Asia central. Hoy en día, la ciudad constituye una zona económica especial de la Federación Rusa.Asimismo, Kaliningrado recibió un trato especial durante la presidencia de Vladímir Putin: de hecho, su esposa es originaria de esta ciudad.Gracias a los ingresos generados por el petróleo y al dinero federal Putin propuso la creación de una zona de libre comercio en la región, para convertir a Kaliningrado en el "Hong Kong del Báltico".
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada