EUROPA PRESS
La obra 'La crisis de la Monarquía' del profesor Pablo Fernández Albaladejo ha sido galardonada con el Premio Nacional de Historia de España 2010. Su obra pretende "resituar" la historia de España en el "maldito" siglo XVII de la mano de un texto "menos preestablecido". Y sus últimas investigaciones le han llevado ahondar en el concepto de identidad de España.
"El problema es que la identidad española no es una cuestión pacífica y sobre la identidad española están recayendo todos los demonios del presente", explica a Europa Press, este catedrático de Historia Moderna, cuyo trabajo de investigación se centra fundamentalmente en la historia política y constitucional del Antiguo Régimen.
"El problema es que la identidad española no es una cuestión pacífica y sobre la identidad española están recayendo todos los demonios del presente", explica a Europa Press, este catedrático de Historia Moderna, cuyo trabajo de investigación se centra fundamentalmente en la historia política y constitucional del Antiguo Régimen.
INCONGRUENCIAS EN LA TV
"No hay más que ver la serie de televisión 'Hispania' para darse cuenta de cómo se está fabricando todo un imaginario español y da verdadero estremecimiento por la cantidad de incongruencias" que se cuentan, alega este historiador.
Asimismo se muestra contrario a ciertas perspectivas historiográficas "que parecen un poco complacientes en defender que España no existió en el pasado y que fue un accidente geográfico o sólo una realidad de poder".
Respecto a la obra premiada con el Premio Nacional de Historia, Fernández Albaladejo explica que ha "intentado establecer un relato coherente" y una narrativa de todo el siglo XVII. "Quería establecer una narrativa integrada de lo que fue el siglo XVII y sacar a la historia española de esa lectura de decadencia, porque también hubo un empujón importante en ese siglo", alega.Fernández Albaladejo asegura que ha intentado siempre trabajar la historia desde "una perspectiva innovadora" y sacar a la historia de España de unos cauces "demasiado burocráticos" y proponer visiones que se salgan de interpretaciones "muy preconstruidas".
"Se ha producido un estallido bibliográfico y de visiones nuevas que es una locura, e incluso el historiador, tiene problemas simplemente para estar informado", "Yo he intentado reconducir todas esas nuevas perspectivas y hacer una síntesis, establecer un relato", aclara.
LA MONARQUÍA "FUNCIONA RAZONABLEMENTE BIEN"
Preguntado por la salud de la Monarquía actual, Albaladejo asegura que el sistema está funcionando "razonablemente bien" y "si funciona, tratemos de mantenerlo un cierto tiempo". "No creo que se pueda decir que se estén produciendo grandes desajustes y la Monarquía ha dado pruebas más que solventes de su capacidad integradora", explica el Premio Nacional de Historia.
Respecto a la crisis mundial que estamos viviendo, Albaladejo asegura que este término no siempre tiene que tener un sentido "catastrofista". "Crisis significa cambió reconversión, reordenación y de la crisis también se puede salir bien", precisa este autor.
"Es evidente que vivimos uno de los cambios más cruciales de los últimos tiempos y caminamos hacia un nuevo escenario. Hay mucha incertidumbre sobre cómo se van a mover los nuevos agentes o qué dinámica de cambios y contradicciones internas pueden ocurrir. Yo creo que en un plazo no demasiado largo, asistiremos a un nuevo escenario", augura.
En este sentido, Albaladejo argumenta que la historia es un "buen laboratorio para sacar conclusiones sobre nuestro tiempo". "La historia no es más una forma distinta de pensar el presente. Cuando uno reflexiona sobre historia está pensando sobre el propio tiempo presente. Los historiadores somos pensadores del momento actual", subraya.
Y respecto al futuro, ¿qué puede decir un historiador?. "Depende de dónde nos deje la crisis económica. Otra cosa será el problema del estado español como organización de poder y esto puede ser más discutible, explica Albaladejo quien recuerda que esta cuestión también afectará a otros estados europeos. "Quizá el conjunto de Europa tenga que trabajar en una cierta redefinición política. Pero no es un problema angustioso sólo de España, navegamos todos en el mismo barco", concluyó.
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