dimecres, 27 de juny del 2018
El MARQ acerca la Prehistoria a los más jóvenes con la exposición ‘Rupestre. Los primeros santuarios’
La campaña 'Veranea en el MARQ' arranca por decimocuarto año consecutivo coincidiendo con la implantación del horario de verano tanto en el museo como en los yacimientos y monumentos de la provincia. La iniciativa tendrá como eje central la Prehistoria, coincidiendo con la exposición 'Rupestre. Los primeros santuarios' que, con motivo del 20 Aniversario de la Declaración de Patrimonio de la Humanidad del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo, se inaugurará el próximo 5 de julio.
Tal como ha explicado el diputado de Cultura, César Augusto Asencio, "el objetivo principal de esta propuesta es divulgar entre los más jóvenes las últimas interpretaciones sobre arte rupestre de la Comunitat Valenciana y, en especial, de la provincia de Alicante, parte destacada del arte rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica dentro de la selecta lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Hay que tener en cuenta que el norte de nuestro territorio es un referente a nivel mundial en unas épocas determinadas de la Prehistoria".
La Fundación Comunitat Valenciana MARQ ha programado ocho semanas repletas de actividades, entre el 2 de julio y el 24 de agosto, de lunes a viernes y de 9:00 a 14:00 horas. Como novedad este año se han planteado dos modalidades de inscripción: la semanal con el mismo precio que el año pasado, 35 euros, y otra quincenal por 60 euros; también existe una reducción para el segundo hermano inscrito.
Todas las actividades tendrán lugar en el MARQ con visitas a las salas, talleres en las aulas didácticas y juegos en los jardines. Un programa estival pensado para un máximo de 50 niños de 6 a 14 años. Para esta edición, además, se va a ofrecer servicio de comedor, a través del BARQ, con un menú especial para los participantes de la campaña en horario de 14:00 a 15:00 horas.
"Los escolares podrán pasar unas vacaciones estivales muy divertidas, trabajando en equipo mientras aprenden a identificar y valorar los sucesivos encuentros entre culturas a lo largo de la historia" ha destacado Asencio. A través de este proyecto, tendrán ocasión de reconocer la función de la arqueología como vehículo de conocimiento histórico, así como de valorar y proteger el patrimonio histórico, cultural, medioambiental y arqueológico de la provincia. Además, conocerán los métodos de investigación sobre arte rupestre y aprenderán a visitar con respeto una institución cultural y sacarle el máximo partido.
La reserva de plazas podrá hacerse en las taquillas del MARQ o a través de instanticket. Toda la información está en www.clubllumiq.es.
Fuente:elperiodic
divendres, 22 de juny del 2018
El cierre del Júcar-Vinalopó seca el embalse de San Diego y deja sin agua a los regantes
El cierre del trasvase Júcar-Vinalopó el pasado 5 de este junio, cuando los antiguos rectores del Ministerio de Agricultura sacaron del orden del día del consejo de administración de Acuamed el envío de 6,5 hm3 del Júcar al Vinalopó, ha terminado por secar la única zona del embalse regulador de San Diego (Villena) que estaba operativa para distribuir el caudal del Júcar por el postrasvase Júcar-Vinalopó.
Dos semanas después de la clausura del trasvase al Vinalopó ya no llega una sola gota de agua del Júcar, lo que pone en serios problemas la cosecha de uva de mesa del próximo septiembre.
En un principio, y según apuntaron la semana pasada fuentes del Ministerio al Consell, la anulación del envío de agua se debió a un error administrativo, pero dos semanas después sigue sin solucionarse una situación que empieza a poner contra las cuerdas a un sector de los agricultores del Medio y Baix Vinalopó que solo reciben estos caudales y que ven agotarse las reservas. En peligro parte de la cosecha de uva de mes del próximo septiembre.
Seis años se cumplirán el próximo septiembre desde que Aguas del Júcar -hoy integrada en Acuamed– vaciara en 2012 el embalse de San Diego, regulador del agua del Júcar que tenía que llegar a la provincia de Alicante.
Se detectaron grietas y fugas, y se optó por cerrarlo y arreglarlo tras haberse gastado cerca de 40 millones de euros. No se ha hecho nada y solo se activó una pequeña zona para redistribuir agua que ya está seca.
Ubicado entre los términos municipales de La Font de la Figuera (Valencia) y Villena, era el punto final del Júcar-Vinalopó, tanto si la toma del agua se hiciera en Cortes de Pallás como en la actual de Cullera.
El cierre se producía tan solo cuatro días después de que el gobierno de Mariano Rajoy saltara por los aires al aprobarse la moción de censura planteada por el PSOE.
En la práctica, la anulación del envío de los 6,5 hm3 de agua para regadío supone el cierre temporal del trasvase, porque tampoco se cuenta con el convenio para regular el trasvase de 20 hm3, algo que se llevaba negociando desde hace más de dos años entre el Ministerio de Agricultura y los regantes y que la exministra García-Tejerina dio por hecho durante el congreso nacional de regantes celebrado en mayo en Torrevieja.
El Instituto Universitario de Geografía de la UA ha advertido en reiteradas ocasiones de que el auténtico problema del río Júcar no es que se tengan que trasvasar 80 hm3 todos los años a la provincia de Alicante con agua de cuestionable calidad captada en la desembocadura.
El problema de esta arteria fluvial es el acuífero de la Mancha Oriental, sobreexplotado, del que en Castilla-La Mancha se extraen todos los años 400 hm3 cuando solo se disponen, como máximo, de 300 hm3 al año.
Una comunidad con déficit hídrico por la pésima administración del río Tajo donde en los últimos años ha ido creciendo la superficie de regadío hasta las cien mil hectáreas, según los datos que maneja el Instituto. Pues bien. Además de los recursos subterráneos, el Júcar les trasvasa también agua de calidad y más barata que la de la Marquesa, que debe salvar una elevación de casi 800 metros para llegar a la provincial.
Fuente: Levante
dimarts, 12 de juny del 2018
Santa Pola retomará a finales de año las excavaciones del Portus Ilicitanus y se consolidarán los restos de la Casa Romana
Retroceder siglos en el tiempo desde el móvil y la tablet para conocer al detalle y sobre el terreno cómo vivían las familias de renombre en el siglo cuarto antes de Cristo. El Ayuntamiento de Santa Pola se ha propuesto que no pase de este año cuando se empiecen a poner en valor como paquete turístico los restos arqueológicos excavados del Portus Ilicitanus y la Casa Romana, en el parque de El Palmeral. El ejecutivo local tiene entre manos un proyecto para reactivar las excavaciones en estos dos emplazamientos y consolidar los restos ya estudiados en la década de los ochenta y principios de los noventa. El plan irá acompañado de la tecnología más puntera de realidad aumentada, desarrollada por el departamento de Arqueología de la Universidad de Alicante (UA), que permitirá que el visitante se adentre desde el móvil o la tablet y comprenda los modos de vida de la época con una reconstrucción en 3D de los restos arqueológicos que se le muestran.
Según las estimaciones municipales, el plan empezaría a desarrollarse en octubre de este año cuando se aprueben los presupuestos municipales, con un plazo de ejecución de seis meses que finalizaría el 30 de abril y una inversión de 300.000 euros, donde la mitad podría ser asumible por los fondos europeos Feder, a los que el consistorio de la villa marinera recurrió en diciembre del pasado año. Si se deniegan estas ayudas, el proyecto se desarrollaría en dos fases asumidas por el Ayuntamiento.
En la casa Romana se acometerían pequeñas actuaciones para consolidar los restos y hacerlos más accesibles al visitante con una pasarela interior y un discurso museográfico, hoy inexistente. Asimismo, este sería el enclave donde arrancaría el proyecto de realidad aumentada. Por el momento se tienen los planos de lo que entre el siglo cuarto y quinto fuese una vivienda de alta alcurnia de planta central cuadrada entorno a un patio con habitaciones.
Desde el grupo Patrimonio Virtual del departamento de Arqueología de la UA han recopilado los umbrales de entrada de la vivienda y a partir de ahora empezarán a levantar en tres dimensiones todas las imágenes que se han tomado mediante fotogrametría digital, aunque tienen que estudiar algunas partes como una fuente que fue destruida en el entorno. El acceso al programa será sencillo y el usuario solo tendrá que descargar una aplicación desde su aparato electrónico, donde abrirá los ficheros tridimensionales cuando pasen por los marcadores instalados en el yacimiento.
En cuanto al Portus Ilicitanus, tiene que recuperarse la documentación de las primeras excavaciones y se reanudarán, porque sólo hay una tercera parte del solar estudiada. Esta parte de la villa suburbana con viviendas y almacenes portuarios se pondrá en valor con pasarelas que mejoren la accesibilidad y un vallado no tan agresivo, porque «tiene una apariencia terrible, está como abandonado y no se entiende nada porque hay unas fases de muros, tiene que ser comprensible para los propios vecinos y el turismo», señala Jaime Molina, director de las excavaciones y profesor de Arqueología en la UA.
Fuente: DiarioInformacion
diumenge, 1 d’abril del 2018
La ruta de los 8 pueblos de la Vall de la Gallinera: belleza y magia en Alicante
Situado en la comarca de la Marina Alta y de belleza innegable, se esconde uno de los enclaves más representativos de la Comunitat Valenciana: La Vall de la Gallinera.
Con multitud de posibilidades de senderismo, este valle del interior alicantino es comúnmente conocido por la Ruta de los 8 pueblos que lo conforman: Alpatró, Benialí, Benirrama, Benisilí, Benisivá, Benitaia, La Carroja y Llombai, pequeños y encantadores poblados que regalan unas de las vistas más humanas y amables de Alicante.
A su amplio patrimonio natural hay que sumarle un legado histórico y cultural. Una historia que escribió sus primeras líneas en el Paleolítico (100.000-50.000 a.C.), época de la que hay datados asentamientos humanos y muestras rupestres declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Gracias al sello que dejó la cultura islámica, se pueden hoy contemplar algunos vestigios: el Castillo de Benissili, el Castillo de Forna y el Castillo de Benirrama. Su construcción se remonta a los siglos XI y XIII, y fueron en su día el hogar del príncipe musulmán al-Azraq, distinguido por su implacable resistencia contra los cristianos del rey Jaume I.
La cultura íbera también dejó su rastro. Existe la posibilidad de visitar restos de muralla presentes en el poblado del 'Xarpolar'. A partir de este, se extrajeron restos cerámicos que actualmente visten el interior de algunos museos.
16 kilómetros, 8 pueblos y miles de historias que contar al caminante. El recorrido está trazado por sendas, caminos y algunos tramos de carretera. Por su parte, en la alta sierra hay otros tramos sin sendas y bastante pedregosos.
La ruta empieza en la fuente de la Mata de Benirrama. Un pueblo de calles estrechas repletas de casas de tejas. Dar un paseo por las calles de esta localidad es algo que nadie debería perderse.
Paz, una tranquilidad y fachadas pintorescas con numerosos detalles son los protagonistas del encanto de la población. Tras pasar el despoblado morisco de Benimarsoc, se puede visitar la Iglesia de San Cristófol y ver su Vía Crucis.
La próxima fuente que se encuentra en el camino es la 'Font d’Alcúdia', próxima al despoblado del mismo nombre. Junto a ella, guarda sus aguas una pequeña balsa llena de vida.
En el siguiente pueblo, Benialí, se encuentra el Ayuntamiento de la Vall de Gallinera, que administra los 8 pueblos. La visita a su fantástica fuente de dos caños y al lavadero anexo a esta, recuerda la importancia que debieron tener hace solamente unos años para los habitantes del pueblo.
Sin duda alguna, los lavaderos eran un punto de encuentro, un lugar donde rendir tributo a ese bien tan preciado, el agua.
Dejando atrás Benialí, a tan solo un kilómetro aparecen los 'pueblos gemelos', separados por la carretera y unas escaleras. Siguiendo la ruta, Benissivà queda a la derecha y Benitaia, a la izquierda.
Benissivà destaca por el elevado número de casas rurales que hay en su interior. Ciertamente, la Vall de Gallinera es un paraíso del turismo rural.
Es uno de los pueblos más cercanos a la subida a la 'Penya Foradà', un agujero en una roca por el que cada año se produce una espectacular alineación solar que reúne a cientos de personas y alumbra los restos del antiguo Convento Franciscano del siglo XVII que había en la Vall de Gallinera.
Para llegar a Benitaia, solo hay que cruzar la calle y subir las escaleras. Se trata de un pueblo muy pequeño en el que se puede visitar otro lavadero. La mayoría de lavaderos que podemos encontrar en la localidad, han sido restaurados.
Tras cruzar los 4 primeros pueblos, se llega a La Carroja, una localidad que cuenta con poco más de 20 habitantes censados, una sola calle, varias casas a ambos lados y una pintoresca iglesia. Un pueblo que comparte su encanto con otros también de origen morisco. La ornamentación con flores y plantas en la puerta de las casas, balcones y ventanas son su seña de identidad.
Otra cosa a destacar es la 'Font de Baix', que aparte de ser fuente, era el antiguo lavador del pueblo.
Tras salir de La Carroja, la ruta se separa del asfalto. Llega el momento de tomar una senda entre bancales de cerezos, para acercarse a las faldas de la Serra Foradà. Este tramo del recorrido es el menos ‘urbano’ y permite gozar de la Gallinera más salvaje.
En esta parte de la ruta se pueden visitar dos fuentes: la 'Font d’En Pere' y la 'Font de l’Orenga'. La segunda, sin duda alguna, la más salvaje de todo el recorrido.
En este punto, el sendero vuelve a descender en busca de la carretera principal, donde se encuentra la 'Font Vella d’Alpatró'. Este pueblo es el más grande de toda la ruta. En él se puede visitar, como en el resto, el lavadero conectado a la fuente, que fue reformado hace unos años.
El siguiente pueblo que se encuentra en el camino es Llombai. Un poblado abandonado desde los años 70 donde se puede visitar la antigua almazara.
Al final del pueblo se encuentra la fuente de tres caños, popularmente conocida por la calidad del agua y el lavadero recién restaurado.
Ha llegado el momento de dirigirse hacia Benissili, el último pueblo de la ruta y el más elevado de todos. Esta localidad perteneció a la Vall d’Alcalà hasta el siglo XIX.
Queda solamente un kilómetro para llegar al último punto de la ruta: la 'Font de la Mata'. Si andamos el camino que queda al lado, se puede disfrutar de unas vistas al mar de Dénia.
La tranquilidad y la paz que se respira durante este rústico recorrido es un auténtico lujo para todo caminante. Una escapada muy recomendable para disfrutar de la historia que dejan los pueblos de la Comunitat Valenciana.
Fuente: Lasprovincias
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