divendres, 13 d’octubre del 2017

Retrato de una España atrapada en la sequía

Camiones cisterna en muchos pueblos de Galicia, desaladoras funcionando a todo gas en Murcia, el trasvase del Tajo paralizado desde mayo, restricciones en los regadíos en medio país que pueden extenderse durante los próximos meses, campañas de sensibilización en el uso del agua... La sequía y la falta de agua en los embalses se han instalado en España. Y todos miran al cielo como último recurso para atajar el problema. Pero si el año que viene vuelve a ser seco, como ocurre desde 2014, la situación se puede complicar mucho más. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? Este es el retrato de una España atrapada en la sequía a través de distintas magnitudes.
¿Cómo se determina una situación de sequía?
La sequía se produce cuando durante un periodo de tiempo los valores de las precipitaciones son inferiores a los considerados normales. La causa inicial de toda sequía es la escasez de precipitaciones (sequía meteorológica), lo que deriva en una insuficiencia de recursos hídricos (sequía hidrológica). Cuando la escasez hídrica incide en la agricultura y en la actividad humana y económica se puede hablar de sequía agrícola y socioeconómica.

En estos momentos, el Gobierno de España tiene declarada oficialmente una situación de sequía prolongada en tres cuencas: Júcar, Segura y Duero

¿Ha llovido menos este año?

Las lluvias durante el recién terminado año hidrológico (desde el 1 octubre de 2016 al 30 de septiembre de 2017) han sido menores de lo normal. Según los datos de la Agencia Española de Meteorología (Aemet), el año hidrológico ha cerrado con 551 litros por metro cuadrado de media para el conjunto de España, lo que representa casi un 15% de déficit respecto a la media histórica (1981-2010), que está en 648 litros por metro cuadrado. Si se toma como referencia solo la España peninsular (como el gráfico que acompaña este texto), la reducción respecto a la media histórica es algo más del 18%, según el Ministerio de Agricultura. 
Pero el problema ahora no es tanto que este último ejercicio haya sido seco, sino que España lleva desde 2014 encadenando años hidrológicos con lluvias menores de lo normal. Y esto ha tenido una afección directa en el agua embalsada. Es decir, la concatenación de la sequía meteorológica ha desembocado en una situación de sequía hidrológica

¿Cómo están los embalses?

En este momento los pantanos del país están por debajo del 40% de su capacidad, en el 38,9% concretamente. ¿Es normal? No: desde 2006 no se registraba un porcentaje tan bajo.
Para poder comparar los datos históricos, hemos tomado la foto fija de la tercera semana de septiembre. En ese momento, los pantanos españoles estaban al 41,2%, el porcentaje más bajo de la década. Para encontrar un valor menor hay que retroceder hasta 2006. Además, en los últimos 27 años (desde 1990) solo en seis ocasiones se ha llegado a esa semana de septiembre con un porcentaje más bajo que el de ahora. Y la mayoría de años peores que este se concentran en los noventa, cuando las pérdidas de las redes de abastecimiento eran mucho mayores que ahora.   

¿Qué cuencas están peor?

Si se toma solo el dato de agua embalsada, las que están peor son las cuencas del Júcar y el Segura, cuyos pantanos están 26% y del 14,3%, respectivamente. Le sigue la del Duero, que está al 32,2%. En esas tres cuencas el Gobierno ha declarado ya la situación de sequía prolongada.
Sin embargo, prácticamente en todas las cuencas españolas hay zonas en las que se está en situación de prealerta, alerta o emergencia por sequía. El dato del porcentaje de agua embalsada es uno de los indicadores para conocer cómo está una cuenca. Pero no es lo único que se debe tener en cuenta.
Por ejemplo, a pesar de que la cuenca del Guadalquivir está al 32,3%, la situación es mucho más preocupante en la del Miño-Sil, donde la confederación ha establecido ya la alerta de sequía completa aunque sus pantanos están al 42,2%. Esto se debe a que la cuenca gallega está mucho menos regulada que la andaluza, es decir, que cuenta con menos pantanos y depende del ciclo anual de lluvias para garantizar el abastecimiento.  

Daños en la agricultura

Los pantanos tienen tres usos fundamentales en España: para el consumo de las zonas urbanas, para la agricultura y para generar electricidad. La combinación de sequía y heladas en España se ha materializado este año en el mayor desembolso de la historia de los seguros agrarios hasta la fecha. Según Agroseguro, el sistema español de seguros agrarios, los 53.000 siniestros declarados supondrán en 2017 unos 208 millones de euros en indemnizaciones para cultivos de cereales de invierno y leguminosas. Las zonas más afectadas son Castilla y León y Castilla-La Mancha.
También ha marcado un hito histórico la superficie afectada por estos siniestros, con más de 1.650.000 hectáreas, de las que 1.327.000 corresponden a siniestros de sequía y helada. A finales del pasado mes de septiembre, el sector agrario cifró en 2.500 millones de euros el recorte de producción (a precio de mercado) derivado de la sequía, las heladas y los pedriscos, informa Vidal Maté. Los agricultores se plantean ahora la inversión en la próxima campaña agrícola. Lo extraordinario de la situación en la mayoría de los embalses hace temer que las condiciones impidan el desarrollo de una campaña normal.
SINIESTROS E INDEMNIZACIONES POR COMUNIDADES
Comunidad autónomaNúmero de siniestrosSuperficie afectadaTotal indeminzaciones
Andalucía1.53644.9813.854.760
Aragón5.186150.14513.822.192
Baleares881.58848.737
Cantabria131216.211
Castilla y León27.610949.421148.913.748
Castilla-La Mancha12.994370.35230.093.079
Cataluña1.86830.3601.690.769
Extremadura42516.2541.062.671
Galicia121002.475
La Rioja52812.0841.699.411
Madrid43213.2231.450.567
Murcia1377.539577.045
Navarra2.27246.2704.207.830
País Vasco3586.325460.067
C. Valenciana1472.895170.451
TOTAL53.6061.651.660208.060.012

Energía

La otra gran función que cumplen los pantanos en España es la generación de energía a través de las centrales hidroeléctricas. Y la falta de agua en los embalses también ha desplomado la generación de electricidad. En lo que llevamos de año se ha producido un 52% menos de electricidad a través de esta fuente renovable. Además, las reservas actuales para generar energía a través de los pantanos son el 68% de la disponible hace un año, el 65,2% de la media de los últimos cinco años y el 67% de la media de los últimos diez años, según los datos del Ministerio de Agricultura.

Menos agua, más emisiones de efecto invernadero

Que se produzca menos electricidad en las centrales hidroeléctricas tiene incidencia en el recibo de la luz, ya que suele ser una fuente que abarata el coste de la energía. Pero también tiene una importancia en la generación de gases de efecto invernadero, principalmente de CO2. La electricidad que no se produce con el agua embalsada (que no emite gases) se está supliendo mayoritariamente quemando carbón y gas (que sí supone expulsar CO2).
Red Eléctrica de España tiene contabilizadas las emisiones de CO2 asociadas a la generación de electricidad hasta el mes de agosto. Hasta ese momento, este sector había emitido 47,3 millones de toneladas de este gas de efecto invernadero; casi un 37% más que en el mismo periodo de 2016. 

¿Cuánto tiene que llover para revertir la sequía?

El incremento del nivel de los embalses requiere ingentes cantidades de lluvia y nieve. Tanto las aguas de superficie como los acuíferos se regeneran una vez que los terrenos vuelven a empaparse. Cuando el suelo recupera humedad y las aguas subterráneas vuelven al nivel óptimo, las aportaciones de lluvia vuelven a elevar el nivel de los embalses. Sin embargo, según el pronóstico de Aemet, las lluvias de otoño no permitirán suplir la escasez acumulada en casi toda España. De momento, la precipitación media en España el pasado septiembre fue de 15 litros por metro cuadrado, lo que supone el 33% de la media de este mes, que es de 45 litros, según la Agencia Española de Meteorología (Aemet): "Provisionalmente, podría decirse que este mes de septiembre ha sido el más seco en lo que llevamos del siglo XXI".
Fuente: Elpais

dimecres, 4 de gener del 2017

Los arqueólogos excavan el barco hundido en Deltebre y lo reproducen en 3D

Los arqueólogos excavan el barco hundido en Deltebre y lo reproducen en 3D

Los arqueólogos han terminado de excavar el buque de guerra del siglo XVIII que embarrancó, junto con cuatro naves más, frente a las costas de Deltebre. La campaña de este 2016, la octava que se ha hecho en la embarcación, ha permitido acabar de documentarlo con profusión. Se han hecho entre 4.000 y 5.000 fotografías de la nave, que dentro de unas semanas se traducirán en una reproducción tridimensional del yacimiento.

“Nunca se ha visto entero, porque las corrientes lo han ido tapando y destapando; y ahora, las nuevas tecnologías lo permitirán”, concreta el director del Centro de Arqueología Subacuática de Catalunya (CASC), Gustau Vivar. Aún queda, pero una incógnita por desvelar: saber cuál era el nombre del barco. Sobre la mesa, hay cinco posibles. La próxima primavera, los expertos del CASC viajarán a Londres para vaciar los archivos en busca de documentos que permitan saber como se decía, realmente, el Deltebre I.

El barco que un pescador local, Carlos Somolinos, descubrió en 2008 frente a la isla de Buda formaba parte de la flota aliada comandada por el teniente general inglés John Murray. A principios de la Guerra del Francés, la escuadra intentó asediar Tarragona.

Pero el ataque fue un fracaso. Cuando el convoy militar se dirigía hacia el puerto de Alicante, una llevantada les sorprendió a las gargantas del Ebro. Era el 20 de junio de 1813. Hubo hasta dieciocho barcos que se embarrancaron, de los que se recuperaron trece. Las cinco naves restantes -con su carga militar- quedaron en el fondo. Y la Deltebre es una de ellas.

Este ha sido un yacimiento prolífico. A lo largo de las diferentes campañas, los arqueólogos han vuelto a la superficie todo lo que se conservaba del cargamento.

Testigos no sólo de la vida militar de la época, sino también de la técnica naval y del día a día a bordo

Balas de plomo, cientos de piedras hogueras, un cañón de bronce, el timón, el ancla, barriles de pólvora, artillería, botellas de vino y cerveza, botones de casacas… La lista es extensa. En paralelo, desde el CASC también se ha estudiado la arquitectura naval de este barco, cuyos restos se encuentran a una profundidad de unos 7 metros.

La nave, de tres palos, hacía 35 metros de largo por 6 de ancho. No era un barco de ataque, sino que formaba parte de la flota de apoyo. “Servía para transportar el material de guerra para abastecer los buques de ataque: cañones, artillería y toda la intendencia necesaria para los soldados”, concreta Gustau Vivar.

Reproducción en 3D

Ahora, una vez terminada la última campaña, los restos de la nave repondrán para siempre en el fondo del mar. Eso sí, cubiertas por una capa de arena con el objetivo de evitar expolios. Antes de tapar el yacimiento, sin embargo, los arqueólogos han llegado a hacer entre 4.000 y 5.000 fotografías, que este próximo enero se transformarán en una reproducción tridimensional del yacimiento.

El objetivo es divulgar los restos y enseñar qué es lo que se ha conservado. “Los restos del barco no se han visto nunca enteras del todo, porque las corrientes marítimas lo tapando y destapando; ahora, sin embargo, gracias a todas las fotografías que hemos ido haciendo durante los últimos años, podremos visualizarlo”, concreta Gustau Vivar.

“Lo que hemos hecho, podríamos decirlo así, es el estudio anatómico de este barco hundido, lo que nos permitirá saberlo todo, lo que no sólo será interesante para la arqueología sino también para hacer divulgación” , explica el director del CASC. De momento, los ordenadores trabajan con las fotografías y ya han extraído una primera imagen, a baja definición, que permite hacerse la idea del resultado final.

En Londres para encontrar el nombre

Del Deltebre I se conoce casi todo, como las características de la nave, el contexto histórico, la vida a bordo. Pero todavía hay una incógnita que hay que desvelar: el nombre de la nave. Los arqueólogos trabajan con cinco posibles, que corresponden con los barcos que se embarrancaron. El Deltebre I cuando navegaba surcaba las aguas con el nombre de ‘Magnum Bonum’, ‘Alfred’, ‘Southampton’, ‘Harlequin’ o ‘Albion’.

El director del CASC cree, basándose en los resultados de las excavaciones, que estos dos últimos tienen pocos números. Pero no se pueden descartar. Para averiguar la incógnita, que de momento reposa bajo agua, los arqueólogos viajarán esta primavera hasta Londres para vaciar archivos y documentación relativa a esta flota militar. Allí, esperan encontrar la respuesta que desvele el interrogante.

Fuente: La Vanguardia