Un estudio que acaba de publicarse en la revista científica 'Lucentum' de la Universidad de Alicante sobre el monumento funerario de la Torre de Sant Josep en Villajoyosa revela la entidad y significado de su recinto funerario, uno de los más amplios, dentro de su categoría, conocidos hasta ahora en la Hispania Romana. Este monumento es, según los arqueólogos, uno de los cementerios romanos privados más grandes de la península.
Esta investigación, llevada a cabo por la arqueóloga Ana María Charquero y por Diego Ruiz Alcalde, arqueólogo de Vilamuseu, aporta, a través del estudio del recinto, datos acerca de los usos del espacio funerario en Villajoyosa en época romana y de la mentalidad del difunto.
El recinto, construido al igual que la Torre a mediados del siglo II d.C., consiste en un muro de trazado rectangular, de 36 metros de perímetro, con un alzado de encofrado (hormigón romano) de 50 centímetros de grosor construido sobre unos cimientos de mampostería algo más anchos y con las dos esquinas de la fachada que daba al mar de sillería (grandes piedras rectangulares labrada).
El lado del recinto que da a la actual Villajoyosa tuvo una puerta con un umbral de 2,4 metros (8 pies romanos), enmarcado por unas jambas de sillería ligeramente adelantadas respecto a la línea exterior del muro.
Desde una de las vías romanas que daba acceso a Allon, un camino 'vicinalis' o secundario conduciría a este amplio espacio sagrado de 303 metros cuadrados, desde cuya puerta, el visitante accedería directamente a una de las aberturas que tiene la torre para realizar ofrendas normalmente de vino en honor al difunto una vez acabada la sepultura.
El difunto enterrado en la Torre sería el propietario de una villa rural al Este de la ciudad romana de Villajoyosa, cuyo deseo fue el de enterrarse en sus propios terrenos, desvinculándose así de las necrópolis urbanas comunes que jalonaban los márgenes de las vías de entrada a la ciudad romana de Allon, ensalzando de esta forma la relevancia que este importantísimo personaje tendría en vida.
Privacidad en el más allá
Al tratarse, además, de un espacio dentro de los terrenos privados de la villa, este estudio ha concluido que la finalidad de este recinto de obra, más que la de delimitación parcelaria, habría sido la de proporcionar privacidad al espacio sagrado que acotaba. De apariencia exterior austera, el peso del programa decorativo habría de encontrarse dentro del recinto, que albergaría pedestales honoríficos coronados por esculturas y zonas ajardinadas.
Sin embargo, este recinto también contribuyó a enaltecer la monumentalidad de la tumba; el estudio de recintos funerarios similares ha revelado que muchas veces éstos evocan las murallas de las ciudades de los vivos y son una alusión a la inviolabilidad del espacio destinado a los difuntos. Imagen que en este caso, tendría un especial simbolismo para los transeúntes marítimos que observaran la Torre y el recinto desde el mar.
Fuente: Laverdad
Esta investigación, llevada a cabo por la arqueóloga Ana María Charquero y por Diego Ruiz Alcalde, arqueólogo de Vilamuseu, aporta, a través del estudio del recinto, datos acerca de los usos del espacio funerario en Villajoyosa en época romana y de la mentalidad del difunto.
El recinto, construido al igual que la Torre a mediados del siglo II d.C., consiste en un muro de trazado rectangular, de 36 metros de perímetro, con un alzado de encofrado (hormigón romano) de 50 centímetros de grosor construido sobre unos cimientos de mampostería algo más anchos y con las dos esquinas de la fachada que daba al mar de sillería (grandes piedras rectangulares labrada).
El lado del recinto que da a la actual Villajoyosa tuvo una puerta con un umbral de 2,4 metros (8 pies romanos), enmarcado por unas jambas de sillería ligeramente adelantadas respecto a la línea exterior del muro.
Desde una de las vías romanas que daba acceso a Allon, un camino 'vicinalis' o secundario conduciría a este amplio espacio sagrado de 303 metros cuadrados, desde cuya puerta, el visitante accedería directamente a una de las aberturas que tiene la torre para realizar ofrendas normalmente de vino en honor al difunto una vez acabada la sepultura.
El difunto enterrado en la Torre sería el propietario de una villa rural al Este de la ciudad romana de Villajoyosa, cuyo deseo fue el de enterrarse en sus propios terrenos, desvinculándose así de las necrópolis urbanas comunes que jalonaban los márgenes de las vías de entrada a la ciudad romana de Allon, ensalzando de esta forma la relevancia que este importantísimo personaje tendría en vida.
Privacidad en el más allá
Al tratarse, además, de un espacio dentro de los terrenos privados de la villa, este estudio ha concluido que la finalidad de este recinto de obra, más que la de delimitación parcelaria, habría sido la de proporcionar privacidad al espacio sagrado que acotaba. De apariencia exterior austera, el peso del programa decorativo habría de encontrarse dentro del recinto, que albergaría pedestales honoríficos coronados por esculturas y zonas ajardinadas.
Sin embargo, este recinto también contribuyó a enaltecer la monumentalidad de la tumba; el estudio de recintos funerarios similares ha revelado que muchas veces éstos evocan las murallas de las ciudades de los vivos y son una alusión a la inviolabilidad del espacio destinado a los difuntos. Imagen que en este caso, tendría un especial simbolismo para los transeúntes marítimos que observaran la Torre y el recinto desde el mar.
Fuente: Laverdad