dissabte, 28 de maig del 2011

El Himalaya «crece» cuatro milímetros al año lo que alimenta el temor a un terremoto

Las nevadas cumbres del Himalaya parecen eternas y dormidas pero no lo están: crecen a un ritmo anual de cuatro milímetros por la presión de las placas tectónicas, lo que alimenta en Nepal el temor a un terremoto.

El fenómeno escapa al ojo humano pero data de millones de años, debido a que una placa, la india, se desliza con lentitud bajo la placa euroasiática, y con su presión levanta poco a poco, como una cuña, las montañas más altas de la tierra.
"El subcontinente indio está situado sobre la placa tectónica indoasiática, que empuja a la europea cada año hacia el norte", dijo a Efe el geólogo Sudhir Rajouria, que trabaja en el Departamento de Minas y Geología del Gobierno de Nepal.
Hace cientos de millones de años, el subcontinente indio se encontraba situado, según creen los geólogos, donde hoy está la isla africana de Madagascar, y desde allí inició su viaje hacia el noreste por el movimiento de la litosfera terrestre.
"Hace unos cincuenta o cincuenta y cinco millones de años, golpeó la placa euroasiática, en la que está el Tíbet", explicó Rajouria.
El impacto entre las dos gigantescas masas terrestres debió de ser intenso, porque creó la más alta cordillera de la tierra, el Himalaya, una hilera de 2.200 kilómetros de montes donde están el Everest y gran parte de los picos más ansiados por los escaladores.
Y la acción de las placas todavía se deja sentir: la cordillera, según Rajouria, crece al año cuatro milímetros a lo alto, debido, dicen los geólogos, a que la placa india sigue deslizándose entre dos y 2,5 centímetros anuales bajo la euroasiática.
A ras de suelo, el pulso entre las dos placas tiene consecuencias potencialmente terroríficas en el país por antonomasia del Himalaya, Nepal, donde los expertos auguran un "gran terremoto" y la población recibe con temor cualquier noticia de sismos en otros lugares.
Del turismo asociado al Himalaya obtiene Nepal una de sus fuentes principales de ingreso, pero a la vez su situación geográfica en la confluencia de las dos placas hace que sea inevitable el sufrir algún gran terremoto de cuando en cuando.
"Un avance acumulado de la placa entre tres y cinco metros es suficiente para causar un gran terremoto. Si el empuje acumulado es de 2,5 centímetros al año, en un siglo el avance es de 2,5 metros", explicó a Efe el geólogo Amod Mani Dixit.
En la última década ha habido dos grandes terremotos asociados al empuje de la placa indoasiática: uno en la región occidental india de Gujarat, en el año 2001, y otro que causó unos 75.000 muertos en el territorio de Cachemira, repartido entre la India y Pakistán.
El último gran temblor en Nepal ocurrió en el año 1934, con más de 20.000 muertos en el este del país, pero el oeste no ha sufrido sismos de entidad en los últimos 500 años, dijo Dixit, director de la Sociedad Nacional de Tecnología de Terremotos (NSET).
Distintos estudios han identificado en Nepal un total de 95 fallas activas que podrían funcionar como posibles epicentros de terremotos y tener consecuencias catastróficas; un sismo de 8 grados sobre diez en la escala Richter causaría 100.000 muertos y 300.000 heridos en Katmandú y destruiría el 60 por ciento de las casas, puentes o tendido eléctrico, según un estudio de NSET.
"La preparación ante los sismos es de escasa prioridad para los políticos. Hay 28 agencias diferentes implicadas y, cuando sea necesario, la coordinación entre ellas será difícil", afirmó Dixit.
De acuerdo con el geólogo, Nepal, uno de los países más pobres del mundo, carece de una respuesta integrada para supuestos de terremotos, y no tiene herramientas eficaces ni para prevenir la catástrofe ni para afrontar sus posibles consecuencias.
El Gobierno aprobó en 2009 una iniciativa de prevención bautizada como la Estrategia Nacional para la Gestión de Riesgos de Desastres, pero aún no ha hecho nada para aplicarla.
Pese al temor de los terremotos, Nepal también reconoce que la magia de la actividad tectónica tiene mucho que ver con su propia existencia como entidad política, relacionada con el relativo aislamiento causado por la difícil orografía.
"Nepal no habría existido sin ese movimiento. Probablemente seríamos parte de la India o China", reconoció el experto.

Fuente: Larazón

dijous, 26 de maig del 2011

Hallan ruinas de aldea de más de 2.000 años en suroeste de China

Arqueólogos chinos anunciaron este miércoles que han desenterrado las ruinas de una aldea de al menos 2.500 años de antigüedad en la provincia suroccidental de Yunnan.
Los investigadores del Instituto de Patrimonio y Arqueología de Yunnan han identificado las ruinas de 20 viviendas, con una superficie de entre 15 y 25 metros cuadrados y distribuidas en cuatro filas, en el distrito de Chengjiang, precisó Jiang Zhilong, arqueólogo del equipo de excavación.
Dentro de las viviendas se han encontrado recipientes y utensilios de barro, instrumentos de piedra y bronce y huesos de animales, agregó.
El arqueólogo indicó que la mayor parte de las construcciones se utilizaron probablemente como viviendas y el resto como talleres.
El equipo de Jiang también ha encontrado 20 tumbas cerca de las viviendas.
El emplazamiento arqueológico, que cubre una superficie de al menos 10.000 metros cuadrados, fue descubierto en 2009. La primera fase de la excavación empezó a finales del año pasado y está previsto que las labores de excavación terminen en una fecha próxima.

Fuente: cri.cn

dilluns, 23 de maig del 2011

Están locos los romanos


Les debemos mucho, casi todo, a los romanos, vale. Recuerden las palabras de Reg, el líder del Frente Popular de Judea, sector oficial, en La vida de Brian -el discurso más celebrado del cine de sandalias después de la arenga del general Maximus (Gladiator) a los frates jinetes de sus turmae y el "¡arre!" de Ben Hur-: "Aparte del acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la irrigación, la sanidad, la enseñanza, el vino (eso sí lo vamos a echar de menos), la ley y el orden, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?". Roma caput mundi, aeterna urbis, aurea Roma, civis Romanum sum, Romanus sedendo vincit... De acuerdo, de acuerdo. Pero tras la nueva invasión romana que vivimos, la enésima, manifestada en libros de toda clase, películas y series de televisión -hasta La Fura dels Baus se pone romana-, una sospecha empieza a aflorar en nuestros latinos corazones: ¿de verdad nos parecemos tanto?, ¿somos tan romanos realmente?, ¿ese mundo que aparece ante nuestros ojos en páginas, pantallas y escenarios es el nuestro?

Es difícil identificarse, aceptémoslo, con la hosca facilidad de Quintus Dias, el protagonista de la sangrienta película Centurión, para matar a punta de gladio pictos y brigantes; con el sexo morboso y cruel de las matronas de Spartacus -quien haya visto con su hija adolescente la escena de la serie en que las damas obligan a copular ante ellas a un gladiador y a una esclava tardará en olvidarlo ("pues vaya con la antigüedad, papi"), por no hablar de conseguir que la niña lea luego a Ovidio-. Cuesta, decía, sentir afinidad con la despiadada astucia del resucitado pretor Galba en la segunda temporada de Hispania o con platos como las vulvas de cerdo à la Lucio Vero (envenenadas). ¿Un espejo, Roma? Vae!, ¡ay!.

¿Qué es lo que más nos impactaría de la Roma clásica si pidieramos viajar hasta ella?, le pregunto a la gran y amena historiadora Mary Beard, autora de Pompeya o El triunfo romano (ambas en Crítica). "Oh, la suciedad y el olor pestilente, y la pobreza... detrás de la rutilante fachada de mármol".

Lindsey Davis es otra de las personas que más nos han acercado al mundo romano, ella desde las novelas del detective Falco, la XX de las cuales, Némesis, es novedad, como lo es la indispensable Marco Didio Falco, la guía oficial, una delicia enciclopédica para sus muchos seguidores (ambas en Edhasa). Al interrogar a la autora sobre esa extrañeza que nos provocan los romanos, contesta: "Yo he basado mis libros precisamente en la creencia de que los romanos eran como nosotros. Pero siempre digo que hay dos áreas en que su mundo difiere radicalmente del nuestro: la arena (los combates de gladiadores y con animales) y la esclavitud. Desde luego, hay también otra: la posición legal de la mujer, que tenía que ser representada en muchas ocasiones por el cabeza de familia. Muchas ocupaciones le estaban vetadas: ¡de haber vivido entonces yo no me podría ganar la vida como lo hago!",

Davis, noblesse oblige, aprovecha para criticar que en el filme La legión del águila -basada en la conmovedora novela de Rosemary Sutcliff-, el protagonista porta la espada en el lado izquierdo cuando lo preceptivo en el ejército romano era llevarla siempre en el derecho. Ahí queda el dato.

Aparte de que no existían en el mundo romano el café, el té, el chocolate, las patatas o los tomates, (¡un mundo sin todo eso no puede ser el nuestro!), nos choca mucho lo poco que valía la vida, sobre todo si eras un esclavo, "un animal con habla", como dice que los consideraban la arqueóloga Isabel Rodà, directora del Insituto catalán de Arqueología Clásica (ICAC): cuando uno de los suyos rompió sin querer una copa de cristal, Vedio Polión ordenó que lo echaran al estanque de las morenas, a las que había acostumbrado a comer carne humana (ya ven que la historia no se la inventó Robert Harris en Pompeya).
El gran historiador Paul Veyne dice en Sexe et pouvoir a Rome (Tallandier, 2005) que lo que más nos sorprendería de vernos súbitamente trasladados a la antigüedad romana es la violencia, "una brutalidad que corta el aliento". Violencia no solo en el anfiteatro sino en todas las facetas de la vida. No en balde, señala, en las fasces el símbolo de Roma era un hacha de decapitar rodeada de varas para azotar. La mayoría de los grandes líderes políticos romanos tenían experiencia militar de combate cuerpo a cuerpo y habían matado con su propia mano.

No había nada en aquel mundo similar a nuestro humanitarismo. El infanticidio era habitual. Y el abandono de los niños tan corriente que suponía el principal suministro de los mercaderes de esclavos, por encima de los prisioneros de guerra.

No entenderían los romanos que nos parecieran mal los combates de gladiadores, la atroz hemorragia de la arena (Beard calcula que el número habitual de gladiadores en el imperio ascendía a 16.000, ¡el equivalente a tres legiones!). Así que de prohibir los toros, ya ni hablemos. No exisitía algo que nos parece tan esencial como los derechos humanos, una conquista muy reciente, conque los derechos de los animales... Augusto envió al circo para su escabechina a 420 leopardos y 36 cocodrilos, según Plinio. César 20 elefantes y 600 leones. Cómodo mató él mismo en un espectáculo cinco hipopótamos, dos elefantes, un rinoceronte y una jirafa. "Nos sorprende de los romanos su prepotente sentido de dominio de la naturaleza", apunta Rodà.

El espectáculo de la violencia y la crueldad resultaba casi anodino en Roma, trivial. Cuando de niño Caracalla prorrumpió en sollozos en el Coliseo asustado por los alaridos de un condenado a las fieras -damnatio ad bestias- que estaba siendo despedazado por un tigre, la muchedumbre se conmovió... del llanto del futuro emperador, no del pobre tipo supliciado. Nunca hubo cosa tal como una campaña para la abolición de los shows de la arena. Ni siquiera protestas. A Marco Aurelio no le gustaban las luchas de gladiadores, pero porque las encontraba aburridas. "Las fronteras éticas de los romanos estaban situadas en lugares diferentes de las nuestras", recalca Beard.

Entre la gran cosecha reciente de libros de romanos -que incluye títulos como La prisionera de Roma (Planeta), en la que José Luis Corral novela la vida de Zenobia, la reina de Palmira; el imprescindible Manual del soldado romano (por fin en castellano, en Akal), de Matyszak o La cosecha por la libertad (Edhasa), con la que Simon Scarrow, el autor de la feroz saga sobre las legiones centrada en los centuriones Macro y Cato, abre una nueva serie ¡juvenil! protagonizada por un gladiador adolescente-, destaca Gabinete de curiosidades romanas (Crítica, 2011). Su autor, J. C. McKeown, profesor universitario de Clásicas en EE UU, ha recogido en un volumen fascinante "relatos extraños y hechos sorprendentes" del mundo romano. Su lectura resulta muy ilustrativa para ver hasta qué punto los romanos eran diferentes de nosotros.

¡Qué cosas creían! Que a las serpientes les gusta el vino, que las cabras respiran por las orejas... El propio Plinio, que se vanagloriaba de su espíritu científico, daba crédito a los prodigios más disparatados, como que cuando fue derrocado Nerón, un olivar del emperador cruzó la vía pública -también refiere la creencia de que si uno se pone una lengua de hiena entre la planta del pie y la suela del zapato no le ladran los perros-.

Hacían mucho caso los romanos, pueblo supersticioso donde los haya, a los presagios y sueños. "Era por falta de una religión intimista", señala Rodà, "la religión oficial era ceremonial y no podía satisfacer las necesidades más profundas, así que estaban pendientes de presagios y se cargaban de amuletos". Artemidoro de Daldis, autor de una Intepretación de los sueños, apunta que soñar que uno es crucificado anuncia al soltero que va a casarse (!). Dión Casio da cuenta del infausto augurio que pareció a César el que cuando perseguía al ejército de Pompeyo sus estandartes aparecieran infestados de arañas. Marco Aurelio, un tipo que parece tan cabal hizo arrojar al Danubio dos leones vivos para propiciar su guerra contra los marcomanos. Para Mary Beard la historia más estrafalaria del mundo romano es la del banquete ofrecido por Heliogábalo en el que la lluvia de pétalos de rosa lanzada sobre los comensales fue tan copiosa que los asfixió. "Es una historia fuerte, pero ofrece una gran advertencia acerca del emperador: ¡su generosidad puede matarte!".

Los romanos a los que tenemos por tan limpios, no usaban jabón para lavarse sino aceite de oliva. Los retretes domésticos eran una excentricidad (y estaban junto a las cocinas, y no tenían puertas). Lo habitual era usar las letrinas públicas, sin ninguna privacidad. Curioso. Incluso los insultos romanos nos suenan extraños: Domicio Corbulón llamó a Cornelio Fido en el Senado "struthocamelus depilatus", "avestruz pelado", vamos, ni el capitán Haddock. ¿El sexo? "Somos más mojigatos que ellos en relación con el placer y el cuerpo", opina Rodà. "Había menos tabúes. No tenían el concepto de pecado y culpa que es nuestra herencia judeocristiana". A ver quién colgaría hoy en su casa un tintinnabulum, una campanita, con forma de pene...

Hay muchas cosas que damos por sentado de los romanos, pero que no son ciertas. Por ejemplo, apunta Mary Beard, que usaran habitualmente togas. "La toga era una vestimenta formal, no algo para cada día". La historiadora detesta que le pregunten (como le ocurre siempre) qué llevaban debajo de la ropa los romanos. Ahí va la respuesta: subligaculum. Con lo fácil que es decir calzoncillos y bragas...

Eran, parece, los romanos, poco dados a la introspección o al análisis psicológico. La corrupción y la prevaricación reinaban a gran escala, eso nos sorprende menos, pero había un fenómeno que nos resulta estrambótico, el evergetismo: el mecenazgo sobre el dominio público. Los ricos ofrecían servicios a la comunidad -a cambio de clientelismo político-. Los anfiteatros, las termas, la mayoría de los monumentos públicos eran pagados y donados a la ciudad por los poderosos. Como si el metro o la red eléctrica los regalara un particular. No existía una verdadera policía (aunque siempre podías llamar a Falco) y la única manera de conseguir justicia era a menudo tener un buen patrón o una banda de amigos que te echaran una mano: sí, mafiosillo. La serie Roma, que ahora se repone, da una imagen ajustada de eso.

¿Qué decir de la forma en que hacían la guerra los romanos? Salvaje. La guerra total. Las legiones eran una verdadera picadora de carne. Se calcula que la conquista de la Galia por César costó un millón de vidas. El propio Julio anota que en una batalla "casi la totalidad de la tribu de los nervios fue exterminada y con ella su nombre". Como dice Tácito que dijo el cabecilla britano Calgatus, "crean un desierto y lo llaman paz".

"Odio et amo: nuestra visión de Roma puede ser muy ambivalente", resume Isabel Rodà. "Los romanos llevaron al mundo una modernidad y un confort, una calidad de vida, que no hemos recuperado luego hasta el siglo XX, por no hablar del derecho, pero no podemos idealizarlos. Estamos separados: nosotros somos producto de muchas fases intermedias, y del cristianismo". Acabamos con un testimonio de excepción: ¡el del mismísimo Galba! "Me siento bien con la coraza, da empaque", dice Lluís Homar que se ha metido con ganas una segunda temporada en la piel del pretor. Aunque eso no le hace perder la perspectiva: "Los romanos eran diferentes, no te quepa la menor duda; mientras nosotros debatimos sobre el boxeo o los toros, ellos no tenían ningún reparo en emplear la fuerza bruta, ni en convertir la violencia en espectáculo. Los devolvemos a la vida en la ficción, pero su tiempo ha pasado".

- Se rumoreaba que la emperatriz Faustina había concebido a Cómodo de un gladiador. Y que Marco Aurelio, siguiendo el sabio consejo de los adivinos, lo había hecho matar, obligado a su mujer a bañarse en la sangre y luego la había tomado sexualmente. Eso no salía en Gladiator...

- Catón de Útica, modelo de virtud romana, prestó su mujer a un amigo (íntimo, este sí) y la volvió a desposar después.

- La homosexualidad pasiva era un delito en un ciudadano, pero en el esclavo era un deber si el amo lo exigía. Ostras y caracoles, ya se sabe.

- No se clasificaba a la gente por el género del partenaire sino en función de si al practicar el sexo se era la parte activa o pasiva. O se tomaba el placer virilmente o se daba servilmente.

- Hacer una felación era un acto vergonzoso. El cunnilingus aún más, infame. La homosexualidad femenina estaba categóricamente prohibida. Tampoco gustaba (socialmente) que la mujer cabalgara al hombre: le molestaba mucho a Séneca.

- El principal sistema anticonceptivo romano era el agua fría. hasta el punto de que una mujer que hacía el amor se denominaba una mujer lavada (puella lauta) y la que lo hacía mucho, una mujer húmeda (puella uda)

- Dión Casio explica el caso de una prostituta que hacía de leopardo para un senador.

Fuente: elpais

dissabte, 21 de maig del 2011

Descubren entrada a Ruta de la Seda


El paso tenía importancia militar y económica, ya que unía dos antiguas capitales chinas, Luoyang y Xian, y ahí se originó la religión taoísta.
Un grupo de arqueólogos de la provincia de Henan, en el centro de China, encontró una antigua calzada que servía como paso hacia la Ruta de la Seda con unas inscripciones incompletas que datan de la dinastía Tang (618-907) , informó hoy el diario oficial "China Daily"

Unos 100 metros de la calzada ya han sido desenterrados en la ciudad de Dongguan, a unos 200 metros de donde está ubicada una parte del paso de Hanguguan, construido en el periodo de la dinastía Qin (221 a.C.-206 a.C.) y que en la Han (202 a.C.-220) fue trasladado a su emplazamiento actual.

En aquellos tiempos, el paso tenía importancia militar y económica, ya que unía dos antiguas capitales chinas, Luoyang y Xian, y además fue el lugar donde Laozi completó su libro Tao Te Ching, que dio origen a la religión taoísta.

Fuente: elUniversal

dimecres, 18 de maig del 2011

Descubren ciudad precolombina con casi un centenar de edificios en selva del Petén



Gracias a tecnología satelital ha sido descubierta en la selva de Petén la ciudad de "Cabeza de Piedra", nunca antes excavada. Situada a sólo 35 kilómetros del sur de Tikal, el GPS reveló que la ciudad perteneció al período pre-clásico y clásico (600 A.C. hasta el 900 D.C) y que en el sitio se hallan casi un centenar de edificios entre los que resalta una pirámide de más de 7 pisos de altura, un observatorio astronómico, un tribunal ritual de pelota y varias residencias de piedra.

Según la publicación National Geographic, el hallazgo de la ciudad fue posible gracias a un mapeo tridimensional, mediante el cual científicos "borraron" siglos de crecimiento de selva.

De acuerdo con los estudios realizados, se cree que algunas de las casas de piedra fueron lugares de enterramientos de los primeros reyes de la ciudad, pues en el Período Pre-clásico tardío (del 600 al 300 A.C) el rey no se consideraba el centro del universo, por lo tanto no se les enterraba todavía en las pirámides.

Esta ciudad albergaría eventos que reunirían, además de la población local, a los lugareños de las ciudades mayas cercanas para coronar a un rey o nombrar a un heredero real mientras se practicaban rituales sagrados, danzas escénicas con trajes de plumas y joyas de jade… Seguramente los solsticios y equinoccios eran eventos multitudinarios en donde se reunirían rodeando los edificios que conformaban el observatorio astronómico.

En la Selva de Petén existen numerosas ciudades mayas de gran importancia. Tal es el caso del Parque Arqueológico de Tikal, el más visitado de Guatemala, y la cuenca El Mirador, donde se descubrió un friso que recrea la escena del Popol Vuh (la Biblia Maya), en donde los hermanos gemelos Hunahpu e Ixbalanque descienden a Xibalbá, el inframundo en la cosmovisión maya, cargando Hunahpú la cabeza de su padre en la espalda.

Además de Guatemala, países centroamericanos como Belice, El Salvador y Honduras tienen lugares arqueológicos donde se refleja cómo vivió sus tres periodos la sociedad maya.

Fuente: caribbeannewsdigital 

diumenge, 15 de maig del 2011

Parques Arqueológicos en España


España es uno de los países del mundo con mayor patrimonio arqueológico gracias a la legislación vigente, que provee los recursos necesarios para el descubrimiento, adecuación y mantenimiento de este legado ancestral. Los parques Arqueológicos en España son muy visitados por millones de turistas de todo el mundo cada año, y se los detallamos a continuación.

1.- Parque Arqueológico de Atapuerca, en Burgos: Este parque fue declarado Patrimonio de la humanidad por su yacimiento de hallazgos del Pleistoceno (el mayor del mundo a la fecha) además de tener una presencia mediática muy fuerte que atrae a los turistas de todos los países.
Si visitamos el lugar encontraremos el yacimiento y el centro de investigación, pero además todo un parque temático con exposiciones permanentes, recreaciones prehistóricas, módulos interactivos y como si esto fuera poco, hasta un taller de excavación donde los más pequeños pueden aprender jugando.

2.- Parque Arqueológico de Segóbriga, en Cuenca: Una de los lugares más ricos en material histórico se encuentra en La comunidad de Castilla (La Mancha) y posee cinco espacios declarados Parques Arqueológicos (uno por provincia):
a.- LaVilla Romana en Carranque ubicado en la provincia de Toledo.
b.- El Óppidum Ibero Medieval de Alarcos situado en Ciudad Real.
c.- La Ciudad Visigoda de Recópolis en Zorita de los Canes en la provincia de Guadalajara.
d.- El Tolmo de Minateda de Hellín, en Albacete.
e.- La Ciudad Romana de Segóbriga en Saelices, en la provincia de Cuenca, considerado uno de los más significativos de España.

3.- Parque Arqueológico de Medellín, en Badajoz: El municipio de Medellín, fue la cuna del conquistador Hernán Cortés y constituye en sí mismo un patrimonio monumental de gran relevancia histórica en el que destacan el teatro romano y el castillo medieval y la Iglesia de Santiago (siglo XIII).

4.- Parque Arqueológico Campa Torres, en Gijón: este parque esta Situado en el Cabo Torres, y cubre una superficie de 50.000 metros cuadrados. Si bien hasta ahora las zonas de excavación solo representan el 10 % de la totalidad del espacio, los hallazgos en él han contribuido al conocimiento de los restos de la cultura de los pueblos indígenas anteriores a los romanos. Así como a parte del proceso de conquista de este pueblo.

Fuente: Ojocientifico