divendres, 17 de juny del 2016

Hubo un tiempo en el que los habitantes de lo que actualmente conforma el término de Callosa de Segura enterraban a los familiares fallecidos en el interior de sus propias viviendas

Hubo un tiempo en el que los habitantes de lo que actualmente conforma el término de Callosa de Segura enterraban a los familiares fallecidos en el interior de sus propias viviendas. Se trataba de una forma de poder justificar la propiedad de las casas mediante una práctica que se remonta a la Edad de Bronce y que se daba en la Cultura Argárica, desde el menos el año 2300 A.C. Hoy forma parte de un legado histórico que puede conocerse gracias a yacimientos arqueológicos como el de las Laderas del Castillo de Callosa, considerado uno de los más antiguos de esa época en la provincia.
La Fundación del Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), en colaboración con la Universidad de Alicante (UA) y el Ayuntamiento callosino han llevado a cabo durante las últimas semanas la quinta etapa de excavación en el citado yacimiento, donde se han encontrado cuatro nuevas tumbas de niños. El hecho de enterrar a los fallecidos en las propias viviendas se explica porque en la «en la Prehistoria no existía manera de justificar la propiedad jurídica sobre algo y lo habitual era hacer referencia a los antepasados». «En determinadas culturas tener al antepasado cerca de donde uno vive es una manera de justificar su propiedad y su pertenencia al grupo», explica el técnico del Marq Juan Antonio López, quien ha dirigido los trabajos arqueológicos junto al profesor de Historia de la UA Francisco Javier Sánchez Jover y un equipo de alumnos que se han ocupado de desenterrar los restos.
Junto a dos de los esqueletos se han hallado algunos elementos de ajuar como vasijas de cerámica o trozos de carne, lo que revela dos cuestiones. Una de ellas es que existían diferentes estratos sociales y sólo los más pudientes eran enterrados junto a esas piezas. La otra es que se realizaban festines funerarios con motivo del enterramiento.

El poblado fijado en lo que hoy es el término municipal de Callosa ocupaba una extensión de dos hectáreas y media, siendo uno de los núcleos de población más importantes de aquella época en la Vega Baja. Las excavaciones han sacado a la luz torres defensivas, murallas, áreas de terraza donde se construían las casas y numerosos objetos de la Edad de Bronce que tienen «un indudable valor patrimonial».
El objetivo final es buscar fondos económicos para poder seguir con las excavaciones y que en el futuro esta zona se pueda habilitar como visitable para darla a conocer.

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